La idea no es organizar un grupo único de voluntarios que salga a limpiar distintos puntos de la ciudad, sino lograr que cada persona se comprometa con el lugar en el que vive, que se apropie de los espacios públicos de su barrio.

       Esto de ningún modo significa excluir a quienes no viven en el barrio en el que se realizan las actividades; al contrario, celebramos la participación de todos en las actividades que proponemos. Sin embargo, la intención principal es que cada barrio participante cuente con su propio grupo de vecinos comprometidos. Después, cualquier persona que quiera sumarse es bienvenida.

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      Lo que comenzó como una actividad de limpieza fue creciendo y se transformó en un proyecto con continuidad. Sobre la base de los residuos recolectados, pensamos en campañas específicas de concienciación (como la que busca evitar colillas de cigarrillo en el suelo).

     Pero el espacio limpio no alcanzó, también quisimos mejorarlo, y sumamos A Sembrar Ushuaia, recuperando semillas, esquejes y renovales para replantar en los espacios, armar canteros y, según el lugar, identificar otras necesidades de los lugares elegidos para embellecer. A Sembrar Ushuaia llegó luegos a los establecimientos educativos con un proyecto concreto: Sembrando conciencia en las escuelas, y luego se transformó en Semillas al viento

      Sabemos que esta iniciativa sigue evolucionando. No sabemos hasta dónde llegará. Lo que sí sabemos es que hacer contagia, e intentamos participar en jornadas, ferias y eventos en los que podamos compartir nuestra experiencia de voluntariado, para multiplicar la iniciativa y -quizás- generar un impulso para que otros grupos de voluntarios se organicen y trabajen para mejorar el lugar en que vivimos.